Prologo en tres tiempos

  Esta materia cruda no somos, seres de luz somos --- Yoda

 

Prologo 1: Pasado

 

La luna llena brillaba sobre el valle y Xol la miraba con la mente ausente. No había aun relojes sobre este planeta, pero la madrugada se sentía ya desvanecerse hacia un nuevo día. Eran finales de lo que podríamos llamar Octubre y el frió ya no podía ser ignorado. Cada bocanada de aire que ella exhalaba se convertía en una tibia nube de vapor antes de perderse en la oscuridad. Se enredo el reboso con fuerza, deseando la tibieza de su lecho y aun amargamente sabiendo que estaba aquí porque le era insoportable pasar la noche con su esposo. Era un buen hombre, aun para los estándares de la época, pero no había una persona en al aldea que no pensara que era un idiota. Un idiota de buen corazón que de vez en cuando tomaba pulque hasta que solo podía pensar en fornicar. En los días buenos, ella solo se tendía en el petate y dejaba que todo pasara. Hoy había sido un día malo y el moretón en su rostro seria casi negro por la mañana. No era inusual ni extraño nada esto. Después de todo una nómada azteca de antes de la fundación de Tenochtitlan … ¿Qué podia esperar?

 

La parte inusual de esto era ella misma. Xol tenia una mente muy activa, demasiado activa para su propio bien. Veía la luna y se preguntaba si algún día se podría llegar a ella, pisar esa brillante superficie. Se imaginaba que estaría llena de cocuyos blancos, como los que revolotean por la noche por el río, iluminado con sus pancitas aquella rueda lejana. Se imaginaba como seria que no hubiera pulque o que sus dos hijos no hubieran muerto apenas siendo bebes. Se sentía sola, y mas que la mayoría de las personas de su mundo tenia un entendimiento modestamente amplio sobre lo que sentía, podía entender porque se sentía así... y lo que la aislaba aun mas, sabia que la introspección no era un don que se considerara normal o deseable para las mujeres en general. Las cosas se estaban saliendo fuera de control de muchas mas maneras también. En los últimos meses, escuchaba cosas, cosas lejanas como si estuvieran al lado. Veía mas de lo los demás veían. Ahora en la oscuridad, con la luna llena entre las nubes podía ver con claridad el valle bajo ella, casi como se puede ver el interior del jacal cuando se prende una mecha. Veía los animalitos que se arrastran por el suelo... veía tanto... escuchaba tanto... olía tanto.... sentía tanto. Hoy el olor de borrachera se su marido había sido intolerable, la sensación grasosa de esa piel sudada de días sobre ella había sido asquerosa. el gusto de saliva rancia en su boca la hizo gritar, lo que dejo el ojo dolido. Al terminar, el hombre se hundió en un sopor del que ella sabría el no despertaría hasta el día siguiente, tarde y de mal humor… probablemente sin recordar nada. Pero el olor, el sabor, todo estaba aun sobre ella. Así que corrió en la fría noche de octubre al río para lavarse y llorar de desesperación, pues odiaba su vida. El que hubiera algo mas para ella era impensable, fuera del alcance de su imaginación como el aire esta mas allá de entendimiento de los peces. Pero algo en ella sabia que esto no era todo. Imposible precisarlo, articularlo... pero ella lo sabia. Y esa era la parte que la hacia llorar, saber, con el corazón que hay algo mas, pero no tener idea de que es. Ahora, sentada en una piedra en lo alto de la colina a cuyas faldas estaba su aldea, sollozaba su inteligente ignorancia.

 

Repentinamente la tenue luz del valle se lleno de naranja, el fuego cundió entre las chozas y de un minuto a otro la mitad de la aldea estaba en llamas. Con horror, se dio cuenta que los cascanes habían cumplido su amenaza y al no haberse marchado los aztecas de su valle, no les dirían nada mas. Corrió sin darse cuenta que estaba casi volando sobre las piedras con agilidad de gacela. Escuchó al acercarse los gritos de hombres, mujeres y niños que se quemaban vivos, de huesos que se quebraban bajo el peso de mazas de madera, el olor a sangre y carne quemada... cuando llego a su jacal, este era solo una masa de madera en llamas. Su esposo nunca salio del estupor del pulque y ahora yacía calcinado bajo la madera y el adobe.

 

Xol Cayo de rodillas frente la hoguera y lo siguiente que supo fue que una masa le partió el cráneo en dos. Pero en vez de caer muerta, la rotura se extendió mas y mas abajo, hasta que ella misma estaba en dos mitades. las mitades crujieron y palpitaron, broto sangre, y en dos minutos, cada mitad era una mujer completa. La mitad nueva estaba terriblemente deformada, la piel blanca como leche contrastaba con al piel vieja, morena casi negra. Las dos mujeres que eran al misma se contemplaron con horror bajo las llamas. El Casacan que había propinado el golpe se había alejado al verla caer, pero otro mas se había acercado al ver movimiento entre el humo y el fuego. Al verlas se lleno de horror, los rostros deformes, las mitades como espejo. Xol ataco con la furia ciega de sus cuerpos. Ataco como atacan las mujeres desesperadas que no saben pelar: se abalanzo sobre el hombre a arañarlo, jalarle el pelo y cuando estuvo en el suelo, golpearlo con los puños. Pero a diferencia de lo que pasa normalmente, los dos cuerpos de la mujer atacaron en un solo movimiento, mas rápido que el jaguar, con garras blancas duras de hueso sin piel. En un suspiro el hombre era un revoltijo de sangre. y Xol, enloquecida, se lanzo por uno mas. Después otro y otro y otro.

 

Por la mañana, Los Nahuas que sobrevivieron se fueron para nunca volver. Pero Ningún Cascan tampoco volvió a casa a contar historias de batalla. Xol no fue vista y Tonzitl, su única amiga sobreviviente, no le dedico mas que un pensamiento amargo. Pero en realidad Xol se perdió en el bosque, las dos mitades de su cuerpo se unieron de nuevo días después, durante una dolorosa noche. Vagó en el bosque durante varios meses, hasta que en la madrugada del día mas frío de invierno, la Visito un Dios y le dio su lugar como una de ellos. En los miles de años después de aquella noche nunca olvido, pero nunca le contó a nadie, que en los rostros de todos los hombres que mató veía el rostro de su esposo, ni tampoco dijo que los meses en el bosque fue el tiempo que mas libre se sintió en toda su larga vida.

 

 

Prologo 2: Presente.

 

Es el fin, pensó El hombre mientras se contemplaba en el espejo, un martes por la mañana antes del trabajo. Contempló su rostro demacrado de estrés, las canas que ya no se podían negar en su pelo. Contemplo su vientre abultado por quince años de trabajo en oficina y su barba de dos días. ¿Como es que Adriana se había interesado en el así? ¿Como es que el le había correspondido? Esto es el fin, pensó se nuevo. Cuando Mi esposa se entere, me dejara. Y tendrá razón. Porque le fui infiel y sobretodo porque no me arrepiento en lo mas mínimo. Adriana es una mujer maravillosa, me siento honrado de que se fijara en mi y disfruté cada momento de esa noche en la cuidad de México. Y lo haría de nuevo. Y amo a mi esposa y le acabo de echar a perder la vida a las dos. Porque lo de Adriana fue solo sexual y ella cree que no lo es y con mi esposa he pasado tanto que no se puede comparar.

 

Frente al espejo, se preguntaba como es que había hombres que podían hacer esto cada semana y no sentirse mal. Aun en el baño y a través de la espuma de afeitar olió los huevos con jamón que su esposa preparaba en la cocina. Salio y los comió en silencio, pensando en donde se quedaría esta noche en que seguramente su esposa no le permitiría, con justa razón, regresar a casa. ¿Porque no podía quedarse callado y ya? Porque su esposa merece saberlo. Soy un idiota, pero merece saberlo. Yo meresco la calle… tal vez… no debería buscar un lugar donde dormir. Tal vez debería caminar hasta que me sangren los pies…

 

Se tomo un momento para contemplar a su mujer, obesa, canosa como, el pero notablemente mas avejentada. Las patas de gallo que tenia era innegables, y aun con la ropa holgada que llevaba se podía ver su carne no soportaba su propio peso. Y sin embargo la amaba tanto... se había casado con ella contra viento y marea. Si al menos tuvieran hijos, habría una razón para intentarlo. Pero eso les había sido negado y no tenían ya nada en común. A los 40 y empezar de nuevo, pensó el. El desayuno terminó. Faltaba media hora para ir a trabajar. En lugar de ver las noticias, apago el televisor y tomo la mano de su mujer. Aquí vamos.

 

Abrió la boca, pero no pudo emitir ningún sonido. Tocaron a la puerta. Nunca supo porque eligió abrir la puerta en vez de hablar con su esposa de lo que estaba pasando, pero así lo hizo. Cuando abrió la puerta, un huracán helado lo barrió, arrancándole del suelo y estrellándole contra la pared. En un segundo, su mente se llenó de imágenes de una mujer horrible, con la mitad del rostro blanco y la otra negro. Su mente se apago por un tiempo indefinido. Cuando volvió abrir los ojos su piel era una masa de costras carbonizadas. El dolor era insoportable y sin embargo, los recuerdos ocultos de la horrible verdad de su condición pusieron en perspectiva el problema de su infidelidad y se echo a reír. Rió durante al menos media hora y trescientos años después, el recuerdo de ese momento aun le sacaba sonrisas del rostro. Cuando alguien preguntaba, elegía decir que se acordaba de un buen chiste y por consiguiente tuvo que aprender muchos.

 

Prologo 3: Futuro

 

Los Monstruos se reunieron en un promontorio sobre el valle de Cannan. Frente a ellos, los remanentes del ejercito israeli, 2,500 soldados armados hasta los dientes, hambrientos y dispuestos a todo, se desplegaban en posición defensiva del ultimo puesto libre de la región. El monstruo de mayor rango, un general, contempló con angustia esto. Tantas muertes. ¡Humanos entupidos! ¡Simios descerebrados! Una figura femenina se le acerco y le toco el hombro. En el toque le transmitió la posición de cada uno de los participantes en esta batalla: del ejercito humano, de los 58 miembros de su propia fuerza de ataque y defensa y la imagen de dos lanzaderas portátiles de misiles termonucleares. Al parecer pensaban que matar a un centenar de Homo Novas en Jerusalén valía la pena aun si millones de humanos refugiados morían en el proceso. Orangutanes idiotas, pensó el monstruo. Con un asentimiento de su cabeza el ataque comenzó.

 

La primera ola, Los martillos, atacaron con fuerza devastadora. Sin ningún aviso, la tierra tembló y las trincheras se cerraron sobre los que ahí buscaban seguridad. Vientos huracanados soplaron sobre los que estaban el suelo arrastrándolos como hojas. Olas de fuego barrieron el área. Luego, los flagelos, la elite telépata, esparció miedo, paranoia y desesperanza sobre los que sobrevivieron a la primera ola. Muchos se suicidaban, otros tantos se ponían a llorar. Funcionaba todo el tiempo, los pobres changuitos no tenían ninguna defensa. Finalmente, los sicarios. Su poder no tan devastador como el de los martillos, pero era letal sin duda. Algunos invulnerables, otros hiperveloces, telequineticos y dos de los raros metabolizadores exterminaban uno a uno a cualquiera que no había muerto en el primera ola o aun empuñaba su arma después del taque psíquico.

 

Una noticia se esparció telepáticamente en medio segundo por el campo. Al parecer una soldado a cargo de los misiles había convencido a su compañero, a punta de pistola, de lanzar al menos un misil nuclear. El general sintió la noticia y pidió un hiperveloz para que le llevase ahí. Fueron 4 segundos completos para que el hiperveloz llegara, cruzara los 30 kilómetros de campo y dejara al Monstruo General al pie de la lanzadera, justo a tiempo para ver encenderse los cohetes.

 

El General encendió su poder. Se convirtió en un agujero negro funcional, absorbiendo toda la energía que caía sobre el, de todo tipo, de todos los espectros. La sombra viviente regurgito un campo magnético de fuerza tal que el metal del cohete lo jalo hacia arriba. Con la gracia que da la practica, se poso sobre el misil como si estuviera quieto y comenzó a absorber toda la energía que manaba de el, la de los sistemas eléctricos, la de la reacción del cohete, todo. Bajo su voluntad, el misil se convirtió en una pila de metal inerte que cayo a la tierra en unos pocos segundos, sin estallar. El velocista ya le esperaba.

 

-Soldado, reporte.

 

El velocista se sintió abrumado. Sabia que el General aun usaba el lenguaje humano para comunicarse de vez en cuando, pero le había tomado por sorpresa. A el mismo le tomo un par de segundos recordar los movimientos musculares precisos para responder de la misma manera

 

- Ah... ataque duró 5 minutos. Éxito total.

- Sobrevivientes?

- Todos sobrevivimos señor - Dijo desconcertado el velocista

- Humanos, quise decir, ¿cuantos sobrevivieron?

- 148 - Dijo el velocista pasando del desconcierto al asco, ¿que importaban los humanos?

- Que los Martillos tectonicos me hagan una torre en el centro del valle, 250 metros de altura al menos. Ubiquen a los sobrevivientes ilesos en la parte superior. Los heridos llévenlos a la ciudad. Y quiero hablar con nuestra amiguita que lanzo el misil.

 

En diez minutos la torre estaba hecha. 5 minutos para matar a 2500 personas, el doble para construir una torre de barro seco en el desierto israelí. El general levitó hasta el techo de la torre pensando si había algún significado en esa precisa relación de tiempo. No lo encontró y se reprendió a si mismo ese habito humano de buscar patrones donde no los hay. Una vez en la cúspide bajó por el centro hueco hasta la celda sin puerta de la soldado que había lanzado el misil. Ella estaba sentada en una esquina ignorando la cortesía de los constructores de una mesa y un par de sillas fijas en el centro del cuarto. El general entró, sin mucha ceremonia con su poder aun al máximo, convertido en una sombra viviente de ojos chispeantes.

 

- Te llamas Raquel Frank, Comandante táctica del ahora desaparecido ejercito israelí . Dijo el general con una voz distorsionada por las ondas sonoras que caían bajo su propio peso en su campo de absorción- y creíste que era buena idea matar a dos millones de humanos solo para matar a los 114 de nosotros que cuidan de al cuidad.

 

Ella volteo y le miro. Había algo raro en la manera en que el monstruo dijo "humanos" y dijo "nosotros" ¿Que había querido decir?

 

- Tu sabes que quiero decir, Raquel. Quedaste lucida después del ataque psíquico, tuviste la fuerza para dispara el misil porque eres una de nosotros. No hay otra explicación... y teniéndote aquí puedo sentirlo. 

 

No es posible. Juega conmigo, esta leyendo mi mente y juega conmigo.

 

- Ah pero claro que es posible y no estoy leyendo tu mente. Estas transmitiendo, que es diferente, y se escuchar. Sabes quien soy?

 

-Eres Ferran Ostoc. General del ejercito Homo Nova. Genocida, metabolizador de primer Nivel.

-Entonces Sabes que no soy plenamente telépata. Ven siéntate.

 

Ostoc apago su poder. La armadura negra brillo en la tenue luz. Se sentò, se quito el casco y la mascara que cubría su rostro. Raquel contemplo algo inesperado. No era el monstruo ególatra, seguro de si mi mismo y sediento de sangre y poder que conocía por los medios de comunicación y los reportes de inteligencia. Era un hombre, cansado, viejo, con un aire de amargura propio del que ha visto mas horrores que el alma humana puede tolerar. Pero Raquel se forzaba a recordar que esto delante de ella no era humano, solo parecia humano.

 

- Alguna vez fui humano, pero eso lo discutiremos mas adelante. Por ahora te diré lo que pasara. Te unirás a nosotros, hay un proyecto muy especial e importante. Tienes un don telepático muy poderoso pero sin cultivar. Me serás muy útil.

- ¿Si me rehusó?

- Te matare, claro. Pero no te rehusaras. Cuando sepas la historia completa me pedirás que te deje seguir adelante. y no dormirás en una semana. De hecho, ya ha comenzado. Tu primer tarea es conocer la historia completa, para que sepas porque debes hacer lo que vas a hacer de ahora en adelante y llegado a el momento la cuentes como es, no la sarta de mentiras que ahora todos creen. ¡Ja! me encanta esa mirada. Sabes que digo Todos y me refiero a las nova y a los sapien por igual. Nadie sabe la verdad que estoy por revelarte, salvo unos pocos. Es un secreto muy bien guardado. Dame tus manos, no, palma contra palma.. bien, las manos tienen muchas terminaciones nerviosas, mientras te hablo veras mi mente, veras mis recuerdos y veras que todo es cierto. Será también tu primer lección en control de tu don, aceptar que lo tienes. En un par de horas, cuando termine mi historia, no tendrás dudas.

- ¿Dudas de que?

- De que este planeta tan bello, al cual castigamos los sapiens abusando de el y los novas bombardeándolo con cuanta cosa encontramos en orbita,  se convertirá en cenizas en unas décadas, que toda esta guerra de supremacía genética es falsa desde sus cimientos, que todo realmente se trata de la manera mas disparatada y rápida de evacuar a todos de aquí y que si no me ayudas, no quedara nada de la raza humana, ni un recuerdo siquiera lo cual es lamentable porque es posible que seamos los últimos seres concientes que quedan esta galaxia.

- Pero - dijo ella reprimiendo el reclamarle que el pensara en si mismo como humano- como?

- Todo comenzó hace mas de 250 años. No hubo un momento especifico, fue poco a poco, pero si pudiera señalar un momento... mira, mira dentro de la mente de este viejo y dime que ves.

 

Raquel sintió la historia y la comenzó a vivir. Una lagrima rodó por su mejilla, pero no sabia si era de ella o de el.