CAPITULO 1: ALBORES DE PODER

 

"Yo si, lo conocí, antes de que fuera popular, salía con su disfraz a toda la gente deslumbrar"
La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio

I

 La noche era sofocante. Ni la intensa lluvia proveniente del invisible cielo podía menguar el agobiante calor. Las calles, convertidas en ríos marrón, brillaban en el naranja de las lámparas. Las casas, juntas y amontonadas en pequeñas cuadras, tenían aun en sus ventanas algunas luces de focos perezosos o televisiones noctámbulas: no podía ser muy tarde. Aun así, él se preguntaba que estaba haciendo ahí, en medio de lluvia, de la noche, esperando a que algo pasara. Con extraña calma, miro a su alrededor. La casa de enfrente, de un color salmón con una cancel blanco, parecía ya dormida. Le tomo un momento darse cuenta de que era la casa de Gloria. El misterio solo se hizo mas profundo, porque hacia algún tiempo que ya no tenía ningún asunto que tratar aquí... fue entonces que se dio cuenta que no sabia como había llegado ahí, que los recuerdos de su vida eran brumosos y que ni siquiera podía recordar el resto del día...

            Una barra de luz golpeó una alcantarilla e interrumpió sus cavilaciones.

            Lo siguiente que sabe es que se encuentra tirado en el arroyo de la calle, mas mojado que antes y con una terrible pesadez que le impide moverse. Su mente no responde del todo y sin poder hacer nada mas que mirar a su alrededor y ser testigo mudo de la situación tan extraña que se le presenta: Frente a él, en el lugar donde había caído el rayo, se yergue una figura humana envuelta en una gabardina de plástico negro. Le sostienen unas gruesas botas de hule, y le cubre la cabeza un sombrero amplio y grande caído en las orillas, dándole el vago aspecto de un viejo cuidador de faros. Pero no puede ver su rostro. Solo sombras había bajo el sombrero, solo sombras bajo la gabardina. La sombra empieza a caminar, a un paso lento y firme, casi marchando entre los ríos cafés, hacia la casa color salmón al otro lado de la calle.

            Mientras miraba la escena, la pesadez se convirtió en un terrible cansancio, una fatiga atroz, que le hacían casi imposible el concebir el moverse. Solo podía observar al extraño caminar, llegar a la casa de Gloria, tocar a su puerta con golpes rítmicos y pausados
tac-tac-tac-tac-tac-tac... Una mujer de unos cuarenta años sale, en bata y con la sombra de una almohada en su rostro, a ver quien toca. El rugido de la tormenta oculta su dialogo, pero la mujer vuelve a entrar y algunos minutos después sale Gloria, de diecinueve años, casi dormida. La tormenta está en su apogeo y el extraño musita unas palabras que Gloria no oye y se acerca un poco para pedirle que repita lo que ha dicho. El extraño le pide que se acerque un poco más, y con velocidad inhumana, toma a Gloria por la mano. Cuando el extraño la toma por la mano, Gloria lanza un grito, agudo, agonizante, al mismo tiempo que el extraño estalla en llamas. La gabardina, el sombrero y las botas son calcinadas y sus cenizas vuelan entre las gotas de la furiosa tormenta que cae desde el invisible cielo... invisible... no lo hay, solo una bóveda escarlata flota sobre la ciudad, un rojo tan intenso que la sangre hubiera palidecido de estar presente.

            El extraño en llamas era solo un esqueleto, huesos de metal y dos cuencas que fulguraban una luz violeta, casi negra. Las llamas se hicieron humo y el humo se hizo piel grisácea, metálica sobre el esqueleto, ahora con un cuerpo de maniquí, con un rostro neutro e inexpresivo,  torcido por un grito que se funde con el de Gloria que se consume entre resplandores violáceos. El extraño suelta a Gloria, que ahora es solo un despojo carbonizado, a tiempo para recibir una horda de rayos que caen sobre él. Uno tras otro, cada uno más ensordecedor que el anterior, caen sobre él y cambian su forma. Ahora la piel gris cambia te tono, como el caparazón de un insecto que madura y el extraño esta enfundado en una armadura negra y azul, japonesa y azteca, bella y horrible, extraña y mortal. El extraño ya tiene rostro y ya no es un extraño.

            En el arroyo, recordando apenas su nombre, Carlos ve el rostro en la casa de enfrente y siente pánico. Pánico en su más pura expresión. Impávido, desde enfrente, le mira su propio rostro. Hasta en él más mínimo detalle es igual al suyo. Excepto los ojos. Plateados, fríos, maléficamente inexpresivos. Dos anillos paleteados que reflejan toda la luz que cae en ellos. El extraño habla, su voz es murmullo áspero, con una calidad eléctrica, pero que se oye a través del rugido de la tormenta.

 - Hay una oquedad en el tiempo. Cuando no sabemos los resultados, hacemos lo que podemos con las causas. Pero cuando se sabe el resultado, es más difícil ajustar las causas. ¿Eres causa o resultado?

Y el extraño se echa a reír, ríe y ríe: Ja ja j aja ja ja ha ha ha HA HA HAK HAK HAK HAK HAK*

            Pinche despertador...   

            ¿Que horas son ...?    

            ¿Que estaba soñando...?

            Otros diez minutos...

 

II

 

            ¡En la madre!

            Carlos se dio cuenta de que era bastante tarde. El despertador no había sonado y la claridad de la mañana le indico que ya debería estar afuera, esperando el camión. No es que tuviera faltas (Ni que importara, ya que sus maestros, por lo general, no nombraban lista) pero se le estaba haciendo costumbre llegar tarde. Después de todo, Guadalajara es lo suficientemente grande como para que te tome una hora llegar a algunos lugares.
Sobretodo en camión. Sus compañeros eran buena onda, pero extrañaba a los de la prepa, y parecía que nunca haría migas con los de la facultad. ASi que sin amigos reales, debía estar a tiempo para no perder nada. Sin quererlo extrañaba a los amigos y los lazos forjados en la adolescencia con más y más frecuencia. Conforme pasan los años ves las cosas de manera distinta... y cuando estas a la mitad de tu carrera las cosas se ven muy diferentes a como las veías cuando estabas en la preparatoria. 19 años, aunque sean solo dos más que 17 son puntos de vista muy diferentes aun para una persona tan tibia como era Carlos. De cualquier manera se le estaba haciendo tarde y la facultad de ingeniería no estaba cerca de su casa.

            Carlos se preguntó porque no había sonado el despertador, si... recordaba haberlo puesto... Momentáneamente volteó a verlo. El despertador había  fallado antes: parpadeando por un apagón (lógico), apagado porque la luz no volvió (tal vez), el botón del AM-FM que tiene falso contacto movido (posible). Todo menos lo que ve: El despertador eléctrico de su cuarto esta hecho pedazos, revuelto con las astillas de lo que solía ser una pequeña cómoda al lado de su cama. Carlos ve por un momento que su despertador ha sido literalmente destripado por... ¿Cuatro cuchillos? ¿Garras? Hay cuatro cortes diagonales en el despertador que lo dejan segmentado y penetran hasta la madera de la cómoda. Los pedazos que se separaron del despertador son burdos aunque definidos por cortes diagonales, como si alguien lo hubiera hecho con un cuchillo poco filoso pero con gran fuerza.
No puede ser, piensa el, Debí haber oído. Debía haber sentido. Su hermano Diego estaba dormido en la cama contigua, y parecía tampoco haberse dado cuenta de lo que pasa.

            Algo muy raro en su interior le fuerza a olvidarse del despertador y concentrase en vestirse para poder llegar a tiempo. Voltea a ver al despertador ocasionalmente, preguntándose que diablos pudo haber pasado. Al bajar, su madre esta tomando un café. En la orilla de la mesa hay un té de manzanilla. ¿Y ahora que voy a decir?

-¿No oíste nada en la noche?- preguntó lo mas casual que pudo.

- No, ¿porque?- respondió su madre. Una mujer amable, de buena conversación.

- Es que... algo le paso al despertador...

-¿Que?

- Pueees… em...Se...um.. rompió...

- ¿Cómo que se rompió?

- Si... eh... Pues si, se rompió, parece que lo hubieran cortado o … uh…. sabe como, pero no oí nada en la noche. Ni sonó siquiera.

            La explicación no fue muy buena, pero cuando la madre de Carlos subió a ver el despertador no pudo más que quedarse muda de la sorpresa. Los cortes que atravesaban al despertador y la cómoda eran profundos y debían haber hecho algún ruido. Pero ella no escuchó nada durante la noche y el hermano de Carlos estaba aun profundamente dormido. Extraño como era, decidieron tratar de no darle explicación. Pero aun así quedaba la duda... ¿qué había pasado?

 

 

III

 

- Dime que no es cierto.

- Esta confirmado. El emisor 31684 esta totalmente deshecho.

- No quiero ver ni la cara que va a poner cuando se entere de esto. El satélite de reserva no sirve, ¿verdad?

-No, esta ajustado para una densidad de población diez veces menor. Tal vez funcionaría si lo usamos en tierra en vez de mandarlo a la orbita, pero las orillas del alcance serian un punto de conflicto tal vez peor que si dejamos la cuidad desprotegida. Tardaríamos semana y media en re-programarlo. Es posible que tengamos… según estos datos… diez a quince manifestaciones en las próximas seis semanas.

-Hay que poner la red monitoreo en línea, las 24 horas al día por ocho semanas. Y… hay que poner en alerta al FC-1. No hay opción.

-¿Quieres informarle tu?

-No quiero, pero lo hare. Afortunadamente esto no es error nuestro.

....Continuara.....